Te di la oportunidad de abandonar la oscuridad de tu corazón, abandonar tu mar de lágrimas saladas y aguas frías, la oportunidad de abandonar esa soledad que te consumirá como un lento cáncer.
Despreciaste mi mano tendida, me creíste vencido y confundiste mi mano de apoyo, con una de súplica. Quizá nos cobije el mismo cielo, pero nuestros destinos ya no están atados, los lazos que una vez nos unieron, uno a uno fuiste rompiendo. ¿Cómo te llamas?, -no, no me digas. Ya no necesito saberlo.
Despreciaste mi mano tendida, me creíste vencido y confundiste mi mano de apoyo, con una de súplica. Quizá nos cobije el mismo cielo, pero nuestros destinos ya no están atados, los lazos que una vez nos unieron, uno a uno fuiste rompiendo. ¿Cómo te llamas?, -no, no me digas. Ya no necesito saberlo.
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