La música se transmite en pulsaciones en mí ser, rítmicas pulsaciones, el deseo se exhala por mi piel.
El alcohol diatriba a mi razón la adormece, la seduce y le vuelve su puta, que embriagador resulta todo esto, ritmos y luces.
Perderse para encontrarse en fragmentos de frases de extraños y chicas que desean entregarse a sus instintos yo inhalo este cosmos desde el sofá del bar, mido el tiempo en relación a las veces que mi organismo me pide ir al mingitorio, una, dos, la tercera es particularmente difícil, pero usualmente aspirar un poco de aire frío ayuda.
Comencé con este ritmo de vida cuando tenía 14 años, lo abandone a los 17 y lo retomo a los 26, quizás nunca madure, o quizás volví a ser quien siempre fui.
Ella, si ella, la del nombre inmortal, sigue usando frases ingeniosas, con una inmensa profundidad, significado y sentido, sigue usando frases que no son suyas, las adopta como propias y es que es difícil refutarle sus ideas a los antiguos maestros y en el intento no parecer que uno se está justificando, pero las cosas siguen claras, me dejaste, yo te amo, me mentiste y yo, pues yo me pierdo en bares de colores infinitos y vinos amargos que se parecen a tu verdad.